martes, 30 de agosto de 2011

Ni asma ni ataques de pánico: hipertensión pulmonar


La similitud de los síntomas de la enfermedad con los de otras patologías confunde a los médicos, por lo que el diagnóstico llega, generalmente cuando ya hay pocas chances de sobrevida. “Cuando me la detectaron tenía tres años de evolución y me dieron seis meses de vida”.

Nancy Campelo sufre de hipertensión pulmonar desde 2004. Y pese a que cuando le diagnosticaron la enfermedad le dieron seis meses de vida, no sólo lleva siete años de tratamiento, sino que, además, preside la asociación de pacientes Hipertensión Pulmonar Argentina (HIPUA) para ayudar a otros como ella.

Quizá su condición de licenciada en Psicología la ayudó a reconocer que lo que padecía no era estrés ni ataques de pánico. Es que precisamente ésas dos patologías son algunas con las que suele confundirse la hipertensión pulmonar.

Nancy contó que su historia con la enfermedad es “el reflejo de muchos”. “Cuando llega al diagnóstico la enfermedad está muy avanzada; en mi caso, me la descubrieron en 2004, la enfermedad tenía tres años de evolución y me dieron seis meses de sobrevida”, relató a Infobae.com.

“Los síntomas son muy sutiles, como agitarse al subir escalera o caminando por la calle. La agitación es la principal señal y uno la atribuye al exceso de peso, al estrés, pero el agotamiento va limitando la vida de una manera contundente”, describió Nancy sus primeros indicios de la enfermedad.

Nancy explicó que la hipertensión pulmonar “se confunde con asma, estrés, ataques de pánico”. “Eso me pasaba a mí y yo, por ser psicóloga distinguía que no eran esos mis síntomas y discutía con los profesionales”, recordó la mujer.

De ahí que la hipertensión arterial pulmonar sea una enfermedad de difícil diagnóstico: sus síntomas desorientan a muchos médicos tratantes, quienes confunden esta patología con otras condiciones cardiopulmonares o con ataques de pánico, estrés o efectos colaterales del sobrepeso.

“En 2011 hay más centros de referencia y médicos especialistas, pero siempre se radican en Capital y GBA y el resto del país está desprotegido”, destacó.

Así es que la presidente de HIPUA insistió que “los primeros síntomas de la enfermedad suelen ser muy sutiles, como falta de aire, desmayos, dolor en el pecho, debilidad, taquicardia y fatiga. El síntoma cardinal es la disnea. Sufrir de faltas de aire permanentemente no es normal”.

 “Es vital que las personas que tengan estos síntomas consulten con un cardiólogo o un neumonólogo porque, de esa manera, llegarán a un diagnóstico certero lo más pronto posible y tendrán una mayor sobrevida –consideró-. Podemos evitar que la gente muera tan tempranamente”.

Pese a que su tratamiento es muy costoso, la hipertensión pulmonar no está incluida en el Programa Médico Obligatorio (PMO). Según Nancy, porque “a veces no se legisla a favor de pocas personas”.

Es que se dan sólo 15 a 25 casos por millón de habitantes. En la Argentina se estima afecta entre 600 y 2000 personas. Personas que deben pagar “entre 10 mil y 140 mil pesos por mes” de tratamiento.

“Existen drogas que, si bien no curan, ennlentecen la evolución de la enfermedad y dan mayor expectativa y calidad de vida”, explicó Nancy, quien remarcó que “son drogas de altísimo costo y las obras sociales se niegan a otorgarlas”.

“Y dado que sólo a través de un recurso de amparo algunos pacientes logran obtener la medicación, muchos desisten, resignando su salud”, contó Nancy.

Tras asegurar que ésa es una de las razones de ser que tienen en HIPUA, relató que en su día a día tuvo que establecer normas “para tener una buena calidad de vida”.

“Si viajo en subte puedo subir la escalera, pero si tengo ascensor o escalera mecánica voy a preferirlo para no forzar a mi corazón”, ejemplificó. Y contó: “Hay roles que dentro de la familia se ven afectados.

 Es el varón el que tiene que hacer las tareas de la casa porque la mujer se agita. Soy el ejemplo de cómo la familia es flexible y todos asumen el desafío y compromiso a favor de la salud de uno de sus integrantes”.

Sobre la enfermedad

La hipertensión pulmonar se estima que afecta entre 600 y 2000 personas en la Argentina. Suele detectarse tardíamente en su evolución, limitando las alternativas terapéuticas para el paciente.

La frecuente asociación de los síntomas de la hipertensión pulmonar a otras enfermedades conduce a una reducción de la esperanza de vida de los afectados a menos de tres años, ya que no inician a tiempo los tratamientos existentes que podrían prolongarles la vida.

La hipertensión pulmonar, una enfermedad generalmente sin causa identificable, comienza cuando los pequeños vasos que llevan sangre hacia los pulmones se estrechan, ocasionando un aumento de la presión pulmonar.

 El incremento de la resistencia de estos vasos dificulta el flujo sanguíneo al pulmón (impidiendo el normal intercambio de gases para la oxigenación del cuerpo) e implica que el corazón deba realizar un esfuerzo mayor para bombear suficiente sangre a este órgano.

Este proceso se traduce en la dificultad que presenta el paciente para respirar y resulta eventualmente en el agrandamiento cardiaco, que puede llevar a insuficiencia cardíaca, una vez que la enfermedad ya está en un estadio avanzando.Fuente....Infobae.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario