lunes, 25 de julio de 2011

"Sean leales, íntegros y morales": el mensaje de un padre desde el más allá


Paul Flanagan, sabiendo que iba a morir, escribió a sus hijos pequeños un memorial que tituló ’Las reglas para encontrar la plenitud’. Su mujer, casi dos años después de enviudar, encontró los documentos limpiando el escritorio por casualidad.

El Daily Mail publica esta sensacional historia de un hombre que, tras ser diagnosticado de cáncer terminal, dedica su último aliento a ser el mejor padre para sus hijos, incluso después de muerto.

Paul , maestro de 45 años, llevaba cuatro luchando contra el cáncer. Finalmente en Noviembre de 2009 no pudo seguir luchando, pero, no se fue sin antes hacer todo lo posible para que sus hijos, de 5 y un año y medio de edad, pudieran conocerle.

La casa familiar está repleta de fotos de Paul para que sus hijos siempre tengan presente el recuerdo de su padre. Él, según cuenta su mujer Mandy, les escribió cartas, grabó mensajes en video, y guardó en un cofre sus libro favoritos con anotaciones para que Lucy y Thomas los leyeran cuando fuesen mayores.

Pero el mayor tesoro que pudo encontrar esta familia fue un documento llamado ’En búsqueda de la plenitud’. Su esposa lo encontró por casualidad en su ordenador portátil. Se trata de una larga lista de normas que Paul creía necesarias para ser feliz en la vida. La lista de instrucciones para vivir una buena vida no contenía lugares comunes vacíos, sino que cada uno refleja totalmente la forma en que Paul vivió su propia vida’, aseguró Mandy. "Las tres virtudes más importantes son: el valor lealtad, integridad y moral. Estos son los principios en los que he tratado de construir mi vida. Os quiero mucho. Nunca lo olvideis".

Son las últimas palabras que Paul escribió a sus hijos, y lo que sigue es una larga lista de reglas que considera fundamentales para llevar una buena vida. Paul era maestro, por lo que, según declara su mujer, era un tanto maniático de los modales. Algunas de las reglas que incluye son ser puntual, ser educado, cortés, humilde, ambicioso, saber divertirse, ver el lado positivo de la vida y sobre todo, nunca rendirse.

Paul fue diagnosticado de cáncer de piel en 2004. Había acabado ya con él cuando en 2009 reapareció en forma de cáncer linfático que se extendió al cerebro. Sabiendo que iba a morir no se ridió, sino que comenzó a ’trabajar’ para poder descansar en paz. Primero saneó la economía familiar, preparó su propio funeral, e incluso eligió el banco conmemorativo que ocuparía un lugar en el instituto donde trabajaba.

Por último, cuando su salud estaba ya muy deteriorada, convenció a su esposa para ir de compras. Compró regalos para los futuros cumpleaños de Thomas y Lucy. Finalmente, murió en 2009, seguro de haber dejado el mejor legado posible a sus hijos.Fuente...Contexto.com.ar

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